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La crisis de los videojuegos de 1983 fue un evento comprendido entre 1982 y 1984, en el que varias empresas desarrolladoras de ordenadores y videojuegos (la más notoria, Atari) quebraron debido a la gran cantidad de consolas y títulos de baja cálidad presentes el mercado, llegando a ocasionar una reducción en las ventas y cierta desconfianza en el público que provocarían el cierre progresivo de estas. Con el paso de los años, el sector consiguió recuperar la estabilidad que había perdido en los últimos años gracias, entre otros factores, al éxito de la NES.[1]

Historia[]

A principios de los años 80's, la segunda generación de videojuegos estaba completamente dominada por la Atari 2600 de Atari. Mattel lanzaría su propia consola, Intellivision, como un intento de competencia. Esta fue la primera consola en tener 16 bits, así como la primera de la historia en la cual se podían descargar juegos a través de la red telefónica, e incluso contraba con un adaptador con el cual se podía jugar a juegos de la Atari 2600.[2]

Como Atari no patentó el diseño de sus juegos y plataforma, cualquier compañía podía desarrollar nuevos juegos para su consola e incluso clones de títulos ya existentes, sin represalias. Por esta razón era muy frecuente encontrar una gran cantidad de entregas de pésima calidad en las tiendas. Sumado a la excesiva cantidad de videoconsolas existentes, todo esto provocó una sobresaturación en el mercado.

Como consecuencia, el consumidor empezó a desconfiar cada vez más, ya que como en aquel entonces no existían medios especializados que analizasen la industria, era muy difícil distinguir entre juegos de buena o pésima calidad.[1] A tal punto que casi no se vendían, generando pérdidas y obligando a la mayor parte de las empresas a cerrar.

ET & Pacman - Atari

Arriba E.T., abajo Pacman.

Atari intentó revertir la situación con el lanzamiento de dos títulos muy conocidos: E.T. y la adaptación del exitoso juego de arcade Pacman. Ambos rotundos fracasos comerciales, pues esta presionó a sus respectivos desarrolladores para elaborarlos en un período de tiempo ridículamente corto, contando con controles deficientes, gran cantidad de bugs y gráficos de baja calidad. Fue de aquí de donde surgió el rumor del entierro de los videojuegos de Atari en su desierto de Nuevo México y que luego más tarde sería confirmado.

Tras el fracaso de estos, los títulos para Atari se devolvían cada vez más frecuentemente. Estas devoluciones, junto con los juegos no vendidos, provocaron que muchas jugueterías se negaran a vender más videojuegos. Consecuencia de ello, varias empresas acumularon grandes pérdidas y, en muchos casos, llegaron a la bancarrota.

Esta crisis se extendió por varios años, y no fue hasta el lanzamiento de la NES en 1985 cuando el sector se comenzaría a recuperar.

Referencias[]

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